jueves, 18 de agosto de 2011

Manzanares y Ponce, puerta grande; Conde, fracaso


Tarde de toros de nivel. El ganado fue muy bueno y los toreros supieron hacer lo correcto: dos puertas grandes, una más merecida que otra. El primer toro, de Luis Algarra, salió algo manso y demasiado por arriba, pero Ponce supo meter en vereda debido a la nobleza del toro. Los otros, cinco, de Juan Pedro Domecq, de presencia un poco desigual. El mejor, el segundo, que no supo aprovechar Conde y el peor, el quinto, también para Javier, que no iba a salvar la tarde.

La puerta grande merecida: Manzanares venía con el resquemor de quedarse el lunes de esta misma semana sin salir por la puerta grande y por eso hoy iba a ir a por todas, pero de qué manera... Al primer toro le sacó todo lo que tenía, una faena con mucho empaque y para nada abigarrada. Supo hacer las cosas en cada momento y sin agobiar al toro. Lo llevó muy lento, por abajo, con el engaño pegado a la cara y, siempre, sin tocar ni un hilo de la muleta (como podemos ver en la fotografía), en ningún momento la tocó. La penúltima tanda la hizo muy buena por la izquierda. Mata de un estoconazo hasta la bola y cae fulminante el toro, al igual que caen fulminantes los dos pañuelos a la vez. Dos orejas.


Manzanares y el temple. Foto: Miguel Olucha
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La puerta grande menos merecida: La faena fue más para salir del paso que buscando triunfo, y el público se dio cuenta. 10 por la derecha, 10 por la izquierda y media estocada efectiva. Saludos.

En su segundo toro fue distinta la cosa, Ponce se exprimió para sacar lo mejor y aprovechar el buen clima de triunfo que había en la plaza. Y lo hizo. El toro acompañó, iba muy largo, cada muletazo no tenía que forzar al toro para alargar el lance, el mismo toro iba y venía con pases muy largos. Faena basada en la media altura y demasiado distanciado del lomo del toro, a veces abusando en exceso del pico de la muleta. Pero lo más grave que el público parece que no vio son los cabezazos que le daba el toro en la muleta, siempre tocando la cara del toro el engaño (como podemos ver en la fotografía). Dos orejas, sobre valoradas.

Ponce con la muleta enganchada. Foto: Miguel Olucha
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Y de Conde, ¿qué decir? Ni colocándose en la mejor tarde, con el mejor ganado, ni con el buen ambiente que había en la plaza. Y sobre todo, ni con un toro que era de triunfo... En su primer toro pudo sacar algo más que saludos del tendido. El toro, castaño de nombre Haparoso y con divisa negra igual que sus hermanos, en homenaje al ganadero recientemente fallecido. El de Domecq salió humillando y muy noble, tanto como vemos en la fotografía de abajo. En el caballo se picó bien, según algunas voces del tendido; aunque una mujer apuntó que no estaba bien picado y un hombre advirtió que quería un toro fresco para triunfo. Y es que a veces se olvida que estamos en plaza de primera. La verdad: en la segunda picada al toro ni se le sopló. El gitano continuó la lidia, siempre por la derecha y forzando al animal a ir a media altura, cuando su camino era por abajo, debido a lo que humillaba. Luego comenzó a pegar demasiado la muleta a la cara y a pegar tironazos. Unos arreones y golpetazos que hicieron que no fuera largo y el toro se desconcertase. Se rajó el toro, una pena para el público y sin perdón para Conde. En el segundo más de lo mismo. El periodista Antonio Romero evidencia que cabe un tren entre toro y torero.El público asegura que otras veces ha estado peor. Nos conformaremos con eso, pero sin perdonar que en su primer toro no sacara nada.

El toro que Conde no supo aprovechar. Foto: Paco Maese
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Más imágenes:

Manzanares en plenitud con el toro del triunfo. Foto: Miguel Olucha

Estoconazo de Manzanares con Joaquin en la barrera, jugador del Málaga C.F
Foto: Miguel Olucha

Picador durante el segundo de Manzanares. Foto: Miguel Olucha

Miguel Olucha
Twitter: @Miguelolucha

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